Graciela Daleo
¿Cómo recordas el ingreso al predio el 19 de marzo de 2004?
En ese momento formaba parte a la
Asociación de Detenidos – Desaparecidos.
Pero vale la pena hacer referencia a una
instancia anterior al 2004. En el año 98, siendo presidente Menem, se había
planteado trasladar (lo cual no deja de ser un término con mucho significado,
sobre todo referido a lugares que funcionaron como campos de concentración) la ESMA
a Rio Santiago; es decir trasladar las escuelas y hacer de ese espacio una especie
de monumento a la reconciliación.
En ese entonces (mas allá de que vengo
laburando desde hace mucho años en la construcción de la memoria y la justicia
desde una perspectiva militante, no académica ni teórica) lo que a mi se me ocurrió
frente a las distintas posturas planteadas, es que se demoliera todo…. los
treinta y pico de edificios y todas sus hectáreas. Y lo que dije más en
términos simbólicos (aunque alguien lo interpretar de otra manera) demoler todo y sembrarlo de
sal donde no pudiera crecer nada, como un lugar que expresara lo que fue parte
de la maquinaria de extermino de la dictadura cívico militar.
Hubo otros antecedentes como por ejemplo
durante la tramitación en el ámbito de la ciudad de la creación del Instituto
Espacio para la Memoria en el cual la Asociación de Detenidos-Desaparecidos no
participó (como parte de las diferencias existentes dentro de los organismos);
y también a fines de 2003 y principios de 2004 el organismo al que pertenecía
no fue convocado ni formo parte de las primeras reuniones que tuvieron algunos
de los organismos de DDHH con el presiente Kirchner y en algunas otras
instancias (que ahora no recuerdo)
dentro del ámbito estatal.
Es decir que a mediados o fines de
febrero cuando una serie de organismos se entrevistan con Kirchner para hablar,
con un título muy general, acerca de “que hacer con la ESMA” la Asociación no
concurrió. Voy a ahorrarles la discusión
entre todos los organismos, algunos de los cuales se acordaron que era
importante convocar a los sobrevivientes agrupados en un organismo. Entonces solicitamos una entrevista al Presidente
por fuera de ese encuentro.
Esto
es el marco de los meses previos al 19 de marzo. A esa entrevista con Kirchner, a la que también fueron integrantes del Movimiento
Ecuménico de los DDHH y de la Liga Argentina por los derechos del hombre, le llevamos un
pequeño trabajo que habíamos elaborado. Era una
descripción de lo que había sido la ESMA y los edificios, y su mutación y también la del campo de deportes
para adecuarlo cada vez más a las necesidades represivas del grupo de tareas. Además, entregamos un trabajo sobre el
funcionamiento de los sectores en ese centro clandestino de detención y
desaparición subrayando (como lo sigo creyendo hoy )
mi postura de desacuerdo a que funcionen la
infinidad de instituciones que lo hacen en ese lugar. Nosotros (Asociación de
Detenidos-desaparecidos) planteamos que concebíamos a la Escuela Mecánica de la
Armada con sus 17 hectáreas y 33 edificios y el campo de deportes, como una unidad represiva
del terror. Esto a pesar de que los prisioneros hubiésemos estado fundamentalmente
recluidos en el Casino de oficiales. Es decir que más allá de que la actividad
represiva y criminal estuviera focalizada y centralizada allí, entendemos que eso
funciono como una pequeña ciudad al servicio del exterminio. Esto se expresaba
en el trabajo que le llevamos al presidente.
Durante
ese encuentro precisamente Kirchner volvió a plantear que quería ir a la ESMA
con los sobrevivientes. Entonces, por eso y no por una cuestión de pedantería, siempre me ocupo de subrayar y suelo corregir
que Kirchner fue con los sobrevivientes a la ESMA y no al revés. Además creo
que fue un gesto de generosidad y sobre todo de reconocer quién tenia el
protagonismo. La conversación fue sumamente
fraterna, más allá de ocupar distintos lugares y al plantearse la cuestión de
ir a la ESMA con los sobrevivientes, le presentamos
dos requisitos que consideramos indispensables: solo sobrevivientes y sin prensa.
Entendimos que la presencia de la prensa como parte de un grupo que ingresara a
la ESMA iba a transformar un hecho
político histórico y también, porqué no decirlo, afectivo y personal de mucha
significación en un show.
A su vez, en esos primeros meses de 2004
en que se comienza a discutir el tema de la recuperación, qué hacer con el
espacio de la ESMA, (momentos de mucho conflicto) había salido, la semana
anterior, una nota de Horacio Verbistky
en Página 12. Allí se hacia referencia a que en determinado momento ( sin decir
cuando) organismos de DDHH habían conversado con almirantes (sin precisar qué
organismo o qué almirantes) y se habría planteado cómo solucionar el problema
de seguir con la exigencia de justicia desde las organizaciones de DDHH e
incluso la reapertura de los juicios ( ya se había producido el 1ro de
septiembre de 2003). En esta nota se indicaba que la respuesta de estos organismos
había sido “Entreguen la ESMA”. A
nosotros (y acá sigo hablando como integrante en aquel momento de la Asociación
de Detenidos Desparecidos) nos indignó mucho porque planteaba que se estuviera
canjeando la exigencia de justicia o así pretendía esta formulación, más allá
de que no fuera la intención de quienes
lo hicieran (eso no me meto a juzgarlo). Entonces era un sentir compartido que el ingreso a la
ESMA no se transformara en un show mediático.
Por
otro lado, propusimos que ingresaran solo sobrevivientes porque entendíamos que
el acompañamiento de padres, hijos y hermanos, que tenían legitimidad, iban a
exigirnos a los sobrevinientes, como nos
ha exigido prácticamente desde que salimos en libertad, el ejercicio de una función
de transmisión de lo vivido allí dentro. Un trabajo de contención de los familiares, como
nos sucede y es parte de nuestra responsabilidad y la asumimos; pero que en ese
entonces lo que queríamos era asumir ese reencuentro con ese lugar de horror,
de resistencia, de lucha y también de exterminio de nuestros compañeros y de parte
de nosotros mismos también.
Finalmente
cuando nos estábamos despidiendo… Kirchner dijo rápidamente totalmente de
acuerdo: sin prensa y solo sobrevivientes. No hubo que explicarle por qué. También recuerdo que le entregamos el
trabajo y una nota que lo presidia (seguramente está en el archivo en la series
de propuestas que también se presentaron) con nuestra propuesta: concebíamos la ESMA como una unidad
productiva del terror y entendíamos que el destino de ese lugar debía ser centralmente la representación del
terrorismo de Estado y lo que significó como engranaje en la maquinaria de
exterminio; que no se le diera otros destinos que, por más loables que fueran,
iban distraer lo que entendimos debía ser su objetivo central. A su vez, ya
otros organismos habían planteado otro tipo de propuestas, en las que se
hablaba por ejemplo sobre la instalación de una escuela de música para sectores
populares y otras que no recuerdo. Pero
ya estaban planteadas las diferencias. Recuerdo que Kirchner dijo que se iba
abrir esto a la discusión, se escucharían las posturas y que “nos tocará a nosotros (entiendo lo
señalaba como estado) sintetizar de alguna manera todas estas propuestas que se
acercaran”.
Al finalizar le dijimos al presidente que
los organismos que hasta ese momento estábamos reunidos con él, no éramos de los que habíamos hablando con los
almirantes como había salido en esta nota de Página12 de días atrás.
Otra
cuestión que planteamos para la visita fue que el predio estuviera libre de
presencia naval, a lo que también acordó rápidamente.
DIAS PREVIOS AL INGRESO
Los
10 días previos al ingreso fueron de bastante vértigo. Creo que nos enteramos
dos días antes la fecha de la visita, esos días estuvieron mechados por los
debates propios previos a los que tradicionalmente es ( por lo menos desde el
año 96) la discusión sobre la organización del acto de 24 de marzo. Esta discusión también en
distintos momentos ha sido rica, intensa y participativa pero no necesariamente
pacífica; a veces hubo dos o hasta tres actos de acuerdo a como estuvieran las
correlaciones y el desarrollo de las contradicciones secundarias en el campo
del pueblo.
Eduardo
Duhalde jugó un papel importante y acompañó en todo este proceso. De hecho la
tramitación de la entrevista con Kirchner por nuestra parte y los otros dos
organismos fue a través de Eduardo. Una vez fijada la fecha de la visita, avisamos a una serie de
sobrevivientes que no sólo formaban parte de la Asociación sino a compañeros
detenidos de ese campo de concentración con los cuales todos estos años
habíamos mantenido una relación de fraternidad, de participar de la lucha, aunque
no formaran parte del organismo, porque no pensamos de ninguna manera que este
ingreso a la Escuela de Mecánica de la Armada tenia que ser patrimonio de un
organismo. Además sabemos que la asociación no pretendió nunca representar a la
totalidad de los sobrevivientes.
Lamentablemente hubo algunas cosas que se
nos escaparon como por ejemplo no avisar a compañeros que vivían en el exterior
( Venezuela, España o Francia). No se nos ocurrió ponerlos al tanto de que
existía esta posibilidad y algunos de ellos dijeron que si se hubieran enterado
hubieran viajado. Pero la verdad es que fue tan vertiginoso que los compañeros
entendieron claramente que no hubo ningún afán sectario, sino simplemente así
se desarrollaron los acontecimientos. Entonces,
más allá de pedir que no hubiera prensa en el lugar, obviamente la noticia tomó
estado público. No sé exactamente
como fue el manejo. De parte nuestra no lo hicimos porque no era nuestra idea
hacer de esto un hecho mediático, pero tal vez desde presidencia o desde otros organismos
(aunque la verdad no tengo idea) se hizo, lo cual implicó un bombardeo
mediático como llamadas de radio. Nosotros
ese día publicamos una contratapa en Página 12, que firmé personalmente pero
formó parte de una elaboración colectiva (como siempre han sido los trabajos de
la asociación), titulada “Aquí fuimos castigados”. Este hoy sigue siendo uno de
los lemas a partir de los cuales me sostengo en las diferencias en cuanto hacer
de la Escuela Mecánica de la Armada un lugar donde se desarrollan una serie de
actividades, la mayoría de ellas en si mismas valiosas y valorables, que no comparto que se hagan allí.
EL INGRESO AL PREDIO. 19 DE MARZO DE 2004
La
convocatoria fue salir desde Casa de Gobierno en autobús. Allí nos concentramos
los compañeros que estábamos en esta lista elaborada para el ingreso a la ESMA.
Recuerdo que hubo un intercambio entre nosotros porque habíamos dicho que fuéramos
solo sobrevivientes pero había compañeros, sobre todo el interior, quienes habían
venido con sus hijos (alguno de los cuales siendo bebes habían sido llevados
con sus padres a ese campo). Eduardo decidió ir en el autobús con nosotros ( y
no en el coche oficial) y ya cuando llegamos a Av. del Libertador… la verdad es que no sé si tengo ganas de hablar de las situaciones
emocionales, no suelo tener problema pero hay algunas veces en que no tengo
ganas de hacerlo. S i después hace falta podemos hablarlo en otro momento.
Recuerdo
que cuando llegamos a la Av. Del Libertador se dio una vacilación ¿Qué hacemos?
Había un enjambre de prensa como cuando
llegan estrellas de rock, había un gran tumulto, cosa
que me genera cierto rechazo (mas allá de que no estoy en contra del derecho a
la comunicación e información). Entonces
la cuestión era si entrábamos con el colectivo al predio y que la prensa se
quede, o cómo ingresar. Nosotros nunca habíamos entrado a pie, siempre lo habíamos
hecho siendo llevados por los vehículos de los represores. Decidimos bajar y no le dimos bola a la prensa. Entramos
caminando a ese lugar y por el mismo lugar por el que habitualmente, salvo
situaciones excepcionales, se hacia el ingreso al campo de concentración. Estuvimos
un rato esperando frente al cuatro columnas y ya allí estaba el Jefe de Gobierno
de entonces, Aníbal Ibarra, Gabriela Alegre;
el presidente Néstor Kirchner y
Cristina Férnandez de kirchner no habían llegado todavía.
Recuerdo
la situación afuera: estaba la prensa que seguía un poco los movimientos de los
que habíamos ingresado al predio y también había compañeros de militancia y sobrevivientes
otros campos acompañando. Además estaban quienes nos insultaron y gritaron “Viva
las Fuerzas Armadas” o autos que pasaban por Av. Libertador tocando bocinas. Algunos compañeros que
estaban frente al cuatro columnas comenzaron a caminar. Recuerdo a Víctor
Basterra y Carlos Lordkipanidse, aunque no estoy segura de que fueron ellos tengo el vago recuerdo
de dos compañeros varones dirigiéndose hacia el casino. Y una sensación que tuve (y
compartida entre varios) parada frente al cuatro columnas ante el cual nunca
había estado parada de esta manera, que era mucho más pequeño de lo que mi
memoria lo guardaba.
Lo
había visto desde afuera las escasa dos o tres veces desde mi retorno del
exilio que había pasado por la ESMA, porque en todos esos años evite pasar frente a
ese lugar.
Había estado en el 98, cuando se había
armado todo este batuque en torno a
la decisión de Menem de transformar ese lugar en un momento a la represión, en una
movilización que se hizo en esos días. Luego pase por ese lugar cuando me
llevaron prensa durante el gobierno de Alfonsín, desde los tribunales de Plaza Lavalle a los
tribunales de San Martin en el 88.
Y
el recuerdo que tengo de mirar el cuatro columnas es que era mucho más pequeño de
lo que mi memoria lo guardaba. Incluso de esas tres veces que lo había visto
por afuera.
Luego
ya cuando salimos y hablamos entre nosotros hubo diferentes interpretaciones. La
que yo sentí, que me explicó esa sensación de ver un edificio más chico, e incluso
ya adentro más pequeño de cómo lo recordaba, tenia que ver con que nosotros
estuvimos ahí cautivos, ahí estaban los
dueños de la vida y la muerte. Ahora retornábamos desde un lugar diferente,
como sujetos políticos y activos en la exigencia de justicia (ya se había
reabierto la causa de la ESMA) y además regresábamos con la máxima autoridad
del estado nacional que era el presidente. Pero eso lo pude entender
después. La cuestión en ese 19 de marzo,
la sensación era que todo era más chico, incluso
no sé por qué en la cabeza me parecían que eran seis las columnas y no cuatro.
Además
mientras estábamos ahí se dieron otras situaciones: se acercó gente
desconocida, personas de civil que
empezaron a reclamar y se presentaban como padres de alumnos que concurrían al
Liceo Almte. Brown o a la escuela Aeronáutica que seguían funcionando ahí.
Casino
de oficiales
Esa
presencia planteo situaciones que si bien no fueron de violencia física, sí simbólica
notoria en ese momento. Recuerdo una mujer que
gritaba “mi hijo me dijo que en el lugar donde le dan clases no se torturaba a
nadie”, lo cual no dejaba de ser sorprendente por decirlo suavemente, que en ese discurso estaba reconociendo que
en ese lugar se había torturado. A lo mejor en
las cuatro parecitas donde, según ella, su niño estudiaba matemática, el
ejercicio de la tortura no se había realizado.
No
me acuerdo si antes o después llegó Néstor Kirchner y Cristina Fernández
quienes saludaron muy fraternalmente y para nada posicionados en el lugar de
estrellas, ni de un afán de protagonismo particular. Entonces se armo (por decirlo de alguna manera) eso que
se percibe en la foto que ha circulado ampliamente: Kirchner, Cristina, Ibarra,
Gabriela Alegre y Eduardo Duhalde caminando con este gran grupo de compañeros sobrevivientes que
nos dirigimos al casino de oficiales.
Cuando
llegamos al casino también se dieron situaciones muy curiosas entre nosotros. Por
ejemplo, compañeros que estuvieron secuestrados en el mismo periodo que yo, o sea que
fuimos liberados antes de que se hicieran las modificaciones al edificio (a
principios del 79), se encontraron en una situación de confusión porque no
entrabas por donde habitualmente nos entraban a nosotros cuando estuvimos
secuestrados.
Yo no tuve esta confusión porque en todos
estos años estuve trabajando con los testimonios y había participado en la descripción del
edificio y cómo fue modificado en el año 79. Entonces no tuve esa dificultad de
ubicarme. Pero recuerdo un compañero que cuando íbamos por el playón hacia el lugar
por el era el que habitualmente nos
llevaban y sacaban, se despistó entró por el otro playón y salió
a la cocina y me decía “pero esto no es…”
Había
cosas que te faltaban o te sobraban, y sobre todo una de las cosas de
diferencia más contundente (sobre todo para quienes habíamos estado en el
periodo anterior) era estar en el hall frente al dorado porque no podías bajar
al sótano. La inexistencia de la escalera y del hueco del ascensor fue una de
las modificaciones más notorias porque va
mas allá de una cuestión edilicia, tiene que ver de alguna manera que para
algunos compañeros esta nueva realidad (porque no la conocían) te descentraba de lo
que estaba fuertemente grabado en tu memoria.
Más allá de eso, cada uno luego se fue
reubicando y reencontrándose con el lugar.
Incluso entramos a lugares que varios de
nosotros no habíamos conocido, había compañeros que nunca habían entrado a “Los
jorges”. El recorrido continuo yendo al
tercer piso y a capuchita; lo recuerdo todo como una mezcla de silencio, de mucho
ruido y de desconcierto.. esto está así…o esto está igual.
Recuerdo que había una heladera en uno de
los pasillos del tercer piso y uno de los compañeros preguntaba si seria la que
llevaron ese piso ya en el ultimo tiempo del 78; o si las camas que estaban ahí
apiladas eran en las que dormian los prisioneros destinados a lo que llamaban “los
camarotes”, o si eran las camas que habían puesto en determinado momento en
capucha.
Esa situación de …no sé como expresarlo, como
si en alguno de nosotros estaba cierta expectativa o fantasía de que lo encontrábamos
ahí era lo q estaba 25 o 27 años atrás.
El
recorrido fue eso, cada uno encontrándose con el lugar donde habíamos sido
castigados nosotros y miles de compañeros. En esto quienes no habían sido sobrevivientes
y nos acompañaron, tuvieron una actitud de profundísimo respeto. Fueron
acompañando y también nos planteaban preguntas, recuerdo cuando estábamos
frente al baño remodelado, explicarle a Cristina, quien estaba parada frente al
baño, que habían tapiado las ventanas,
que no eran las bachas
existentes.
Fue
un momento de dos situaciones combinadas, cada uno hacia el lugar, del lugar sobre cada uno, de explicarle un
poco a los que no conocían del tema de qué se trataba eso. También significados
particulares entre nosotros porque no es
la misma relación la que mantiene cada sobreviviente con otro compañero: los
apretones de mano, los abrazos o las lagrimas, los silencios y las palabras tuvieron una multiplicidad muy grande.
Después de un largo tiempo en este recorrido, subimos a capuchita también. Había
compañeros que nunca había estado, yo subí una sola vez el 24 de septiembre de
1977, después nunca más había subido a capuchita. Seguían las preguntas …
Además, en algún momento entraron
marinos. Es decir que el lugar no estaba libre de presencia naval.
Fuimos al pabellón de sanidad y las
puertas estaban cerradas, recuerdo a Parrilli diciendo “esto lo abro” y
nosotros entrando. Fue como cuando del hormiguero salen las hormigas. Luego recuerdo tratar de identificar a donde
nos habían llevado. Victor Basterra fue el compañero que nos llevó al pabellón COI y explicaba de
que se trataba.
También estaba Eduardo (Duhalde) un gran
y querido amigo a quien conocí ya en España en la etapa del exilio y con quien
además de trabajar en la editorial Conntrapunto, fue mi abogado junto con
González Garlan durante todos los años en que fui procesada y encarcelada
durante el gobierno constitucional de
Alfonsín y perseguida durante del gobierno de Menem.
Volviendo
a la visita, luego expliqué la historia de Ana María Ponce. Se hizo de noche y
por más que estábamos con el presidente, la situación de ya hacerse de noche y
caminar por los senderos era un tanto inquietante, porque también buscábamos
donde era la imprenta.
Finalmente
volvimos al “micro escolar” que nos estaba esperando y nos despedimos. Recuerdo
que fui con compañeros de la asociación y otros compañeros sobrevivientes de la
ESMA a Tuñin (en Castro Barros y Rivadavia), a comer pizza y tomar cerveza.
Luego vino también Eduardo (Duhalde) que
estuvo charlando con nosotros. Fueron días muy intensos y creo que no
llegábamos a recuperarnos de su significado.
Después
del 19 de marzo
El sábado, en Av. San juan se hizo la
plantada de arboles y la puesta de placas por los desaparecidos de la zona. Luego llegó el 24 de marzo, la situación
también fue de mucho vértigo, muchísimos debates y el planteo del desacuerdo.
En ese momento se iba a firmar el acuerdo
entre el Gobiernos de la Ciudad y el Gobierno de la Nación sobre el régimen del
predio y el desalojo de presencia naval. En esta situación se daba la discusión del acto
de 24 de marzo y además, los organismos de DDHH en general queríamos evitar que
aprovechara políticamente el acto (muchos de los gobernadores que querían estar
ahí fueron funcionales al mantenimiento de la impunidad y además habían
desechado y criticado las exigencias de las organizaciones de DDHH de juicio y
castigo). Una polémica política intensa en esos días.
Por otro lado, en principio se había
llegado a un acuerdo: dentro del predio estarían las autoridades a suscribir el
convenio pero el resto de nosotros como organizaciones populares debíamos estar
en la calle con el resto de las personas.
Eso fue bastante discutido y debatido y en
mi caso (como disciplinada setentista)como el acuerdo era no entrar, no entré.
Aunque la mayoría ingreso después de la
firma.
Luego estuvimos en el acto que se hizo sobre
Comodoro Rivadavia. Recuerdo que me
pareció extraordinario el discurso de HIJOS, el que leyó María Isabel Prigioni Greco que nació en
la ESMA, luego el discurso de Juan Cabandié, luego habló Aníbal Ibarra y Néstor Kirchner.
Después ya vino la desconcentración y
había que prepararse para la marcha de la tarde.
Una vez en el exilio ¿de qué modo inicia la campaña de
denuncia y exigencia de justicia?
Primero estuve
en una especie de libertad vigilada en Bolivia que para mi fue una extensión
del cautiverio con otras características. Luego fui a Venezuela y de allí a España.
A veces hablo en plural porque siento que no fue un
camino individual, esta cuestión de la lucha por el juicio y castigo no se inicia
en el territorio donde comienza el proceso de libertad (en mi caso en
Venezuela); sino que que se da de alguna manera aún pensando “me van a matar,
voy a sobrevivir” Situación que convivió con uno ahí adentro.
En función de eso, a veces, aún sin proponértelo ibas
acumulando datos y detalles. Siempre me critico
de no haber acumulado todavía más. Un sueño aún vago y bastante increíble, algo
íbamos a poder hacer contra estos hijos de puta. Acumular información en la memoria y en el cuerpo tenia que ver con
algún día poder denunciar todo lo vivido y muerto ahí, por cada uno de nosotros
y por nuestros compañeros que no volvieron.
En Venezuela
este trabajo no fue institucional, yo tuve un privilegio que no tuvieron muchos
compañeros. Pude salir del país y compartir, por ejemplo, todos los meses en
Venezuela la vida cotidiana con seis sobrevivientes de la ESMA . Compartíamos
el volver a insertarte en la vida, la supervivencia diaria, el laburar, podíamos hablar sobre lo que habíamos pasado
en la ESMA. Esto nos permitió re hacer muchas cosas, fue un experiencia muy
necesaria y reparadora, sobre todo cuando me encuentro con compañeros que no
convivieron con pares (por quedarse en el país o en el exilio en otros lugares)
y no podían hablar de esto. Me re encontré con una
compañera(había estado exiliado en un país sin personas q había atravesado esta
experiencias) , por ejemplo que necesitaba leer testimonio de terceros de
compañero para poder contarle a sus hijos lo que había pasado. Me pidió el
testimonio que yo presenté junto a Andrés Castillo a Naciones Unidas en 1982
para poder recordar lo que había atravesado.
Entonces convivir con compañeros con quienes pudiera hablar del presente, del
futuro y de lo vivido, me permitió ir elaborando esta experiencia de una manera
bastante continuada.
El trabajo más específico comenzó en España. Allí
llego junto a Andrés Castillo cuando se estaba presentado la denuncia con el
testimonio de las compañeras Milia (Alicia); Martí (Ana Marìa) y Osatinsky (Sara Solarz)
a
la Asamblea Nacional de Francia el 12 de octubre de 79 . En ese momento se
discutió si participar o no de esa conferencia de prensa, a la que finalmente
no asistí aunque sí participamos colectivamente entre varios compañeros. Esto de
alguna manera fue el inicio y la salida a la superficie de este trabajo: el
compromiso de asumirme como testigo y denunciante de estos crímenes, compromiso
que uno tiene con los compañeros que no salieron y también con el proyecto
revolucionario del que participé, uno de los proyectos revolucionarios que la
dictadura intento destruir. Por mi parte, recién presenté mi testimonio
escrito ante Naciones Unidas en febrero de 1982 cuando viajé a Ginebra. Lo elaboré
en el marco de la CADU lo cual implicó varias reuniones con Eduardo Duhalde y
Tito Paoletti para poder plasmar en un texto escrito mi denuncia que no es
diferente de la presentada en el testimonio de
Paris, solo con particularidades relacionadas al momento de mi secuestro
y cautiverio. Otras diferencias tienen que ver con algunas cuestiones que se
plantearon a partir de la experiencia de la presentación en la Asamblea de
Francia, especialmente sobre cómo abordar el destino de los compañeros
desaparecidos, un tema sumamente ríspido y complicado.
Cuando
estábamos preparando el testimonio conjunto de Paris (en la Asamblea Nacional
Francesa) estábamos convencidos que los compañeros que habían sido llevados en
los traslados masivos, y que no habían tomado contacto con los familiares hasta
ese momento, habían sido asesinados. Se
planteó una discusión entre nosotros porque la verdad es que no habíamos visto
los cuerpos.
Entonces finalmente la
decisión fue plantear que los desparecidos habían sido asesinados. Esto provocó,
de parte de las organizaciones de DHH, una reacción muy virulenta en la que prácticamente
se acusó a esos testimonios y testimoniantes casi de que estábamos matando a
los desparecidos. Creo que lo que ninguno (ni nosotros ni las organizaciones)
comprendió entonces fue la potencialidad de lo que implicaba la desaparición.
Para nosotros tenia más peso la verdad de nuestra convicción por la experiencia
que tuvimos que pensar que los que tienen que decir qué hicieron con los
desparecidos eran los represores. Nosotros teníamos que dar cuenta de lo que sabíamos hasta ese punto.
Entonces cuando escribo mi testimonio
del 82 y hablamos del destino de los detenidos desaparecidos decimos cuáles son
las versiones pero los que tienen que
dar cuenta del destino de nuestros compañeros son quienes los desaparecieron.
El lugar del sobreviviente
Fue
parte de un aprendizaje mutuo. Cuando desaparecimos fue “por algo será”,
cuando
aparecimos, en un amplio espectro de organizaciones de DDHH y de
algunas organizaciones políticas si
aparecíamos “por algo era”. Es comprensible no
estoy abriendo juicio, solo estoy planteando una realidad.
Mas allá de de que pudiéramos reformularlo
de manera más clara años después, como la consigna era “aparición con vida”,
que aparecieras vivo en realidad era signo de que tu vida era el precio de la
traición y la muerte era la garantía de haber sido consecuente con un proyecto
popular.
La
vida era la traición. Esto creo ha sido una de las tramas mas difíciles de
desarmar en la subjetividad colectiva.
A
pesar de que avanzamos, a veces, suele aflorar en ciertos debates. Creo que nos
llevó un esfuerzo de elaboración largo y doloroso, sobre todo contestarnos a
nosotros por qué estamos vivos.
Porque en realidad el primero que te
pregunta por qué estas vivo, no es el juez, ni un familiar sino que la pregunta
te la hacias vos, minuto a minuto en el campo de concentración. Que estaré haciendo
de malo yo para que a mi no me maten y al compañero que estaba en la cucha de
al lado sí.
Creo
que esto tiene que ver con esta atribución y ese real poder de la dictadura. Creo
que sucedía en todos los campos de concentración aunque me remito al que yo
estuve donde te decían “acá nosotros somos los dueños de la vida y de la
muerte, acá nadie vive porque quiere, ni se muere cuando quiere”.
Entendí y me llevó tiempo hacerlo
racionalmente (aunque lo tenia bien internalizado en la subjetividad en el
campo de concentración y afuera) que hace falta mucho poder para decidir la
muerta de miles pero también hace falta mucho poder para decidir que algunos
vivan
Creo
que querían tener un poder capaz de intentar decidir que viviremos pero también en cómo íbamos a
vivir.
Esta
historia de que se le atribuya al poderoso la capacidad de decidir sobre la
totalidad de la vida de un pueblo y en particular de los cautivos y cómo deben
vivir. Como si la vida no fuera un derecho de los sujetos individuales y colectivos
sino algo que te concede el que tiene el
pode. Considero que es algo que estuvo presente en la subjetividad colectiva
como una de las consecuencias de la dictadura y en ese trato a los
sobrevivientes como seres sospechosos, los que vienen a traer un mensaje que no
quiere ser escuchado , que algo habrá hecho para retornar del lugar del que nadie
retorna.
Así
que parte de este transito no ha sido sólo contra la impunidad de los genocidas
y construir la memoria y la verdad sino también intentar aportar a esta
posibilidad de preguntarse todos y cada uno, cuál fue y cuál sigue siendo su
mirada en relación a un proceso que involucró a todo el pueblo, del cual muchos
dijeron que no sabían que estaba pasando o se enteró cuando les toco en la
familiar o un ser querido.
Y También esta cuestión de si el derecho
a la vida es un derecho de los sujetos o
si es algo que te lo concede el que tiene el poder ; y también elaborar esta
cuestión de ir construyendo una respuesta a esa pregunta de por que estamos
vivos, que en
general en el primer tiempo era un
derecho que le concedíamos a los interlocutores
y en general el que te lo que te la hacia lo hacia desde el prejuicio de
hiciste algo malo para estar vivo,: luego creo que el camino fue uno entender
el por que estamos vivos.
Y para esto me ayudó mucho compartir con
compañeros que atravesaron la misma experiencia en los campos de concentración
y también leer experiencias de sobrevivientes de otros genocidios.
Hoy cómo se suma su experiencia al trabajo en la cátedra Libre de
DDHH, de la Facultad de Filosofía
En todos estos año he participado ya
desde la Asociación no solo en la lucha por la impunidad sino también en la
construcción de un pensamiento sobre lo que fue el proyecto genocida, la
transmisión de esa experiencia y entender por qué y como sobrevivimos.
Formo parte de la cátedra desde el año 96
e integro un grupo de compañeros abogados y no abogados que trabajamos en la
parte jurídica elaborando materiales, buscando información para llevar adelante
el transito al juzgamiento y castigo,
hasta conectar otros sobrevivientes, además de la discusión policita que cada
proceso judicial exige y precisa.
En la cátedra Libre DDHH buscamos
despejar esa especie de focalización o ideario que hay en torno a que los DDHH solo involucra a lo
sucedido en la dictadura, sino que trabajamos
desde una concepción de que los DDHH deben ser respetados y garantizados y
estar vigentes en su integridad.
Luego en todos los años la cátedra viene
trabajando en la construcción de conocimiento, en la elaboración de estrategias
y en la apertura del espacio
universitario a problemáticas populares y que la universidad salga de sus protegidos
muros académicos y se involucre en una práctica social.
Celebro
que sea una cátedra libre porque nos da la libertad de desarrollar una practica
docente, social y policía sin ciertos corseé de la academia y que nos empuje a
intentar tender puentes entre el mundo de la universidad y el exterior.
Hemos propuesto y desarrollamos
específicamente programas sobre lo que fue el genocidio. Por ejemplo me ocupo de los puntos sobre el
genocidio en Argentina donde busco decir algo que no sea repetir lo que está en
los textos, sino transmitir y motorizar a los estudiantes a hacerse preguntas que
vayan más allá de lo que es el aprendizaje escolar.
La
idea es construir un conocimiento, un
saber, una experiencia colectiva que haga que la historia de nuestro
pueblo tenga q ver con el presente; que no sea algo totalmente remoto.
Entre
todas las actividades que hacemos como foros, o charlas, algo que me
pone contenta de nuestra presencia en la facultad es cuando nuestros
estudiantes de seminario introductorio para aprobarlo tienen que ir a por lo menos una de las audiencias sobre los
juicios a los genocidas y elaborar un informe.
Más allá de que algunos solo hacen una crónica,
hay una mirada sobre los juicios, o el lugar , o la mirada sobre lo que es el poder judicial
por ejemplo que estaría bien que lo incorporara su señoria. Por ejemplo hay
interpretaciones sobre porque, o al menos aquí en capital, las salas de audiencias
están en el sótano (como ocultándose)
Hay también trabajos literarios, o docentes que hacen propuestas pedagógicas
para transmitir a sus alumnos de la primaria conocimientos sobre lo fue la
dictadura.
Otro trabajando en esta temática es el
proyecto que desarrollamos desde 2006, llamado “Universidad y Dictadura”. Esto es una reconstrucción colectiva de lo
que
fue el terrorismo de estado tomando como
eje la Facultad de Filosofía y Letras
Este proyecto comenzó desde mucho antes,
primero fue un UBANEX ahora es un UBACyT y también un programa de la Facultad.
Primero entonces lo que se hizo fue rescatar a partir de legajos de
estudiantes, no docentes y docentes desparecidos de la facultad.
Lo
que hace el trabajo es un recorrido por la trayectoria de la facultad del 66 al
83 en el cual planteamos que nuestros compañeros no fueron desaparecidos por
ser alumnos de esta facultad pero algo tuvo que su transito por aquí para que
asumieran un compromiso militante, gremial, estudiantil, revolucionario,
político armado o no armado. Ellos dejaron aquí
su marca. Y también poner en la superficie debates teóricos y políticos , las
vidas militantes, los debates en las aulas y en los pasillos.
Buenas tardes necesitaría si fuera posible contactarla por mail Graciela. Intento desarrollar la tesis de Historia y realizarle algunas preguntas de la etapa 1965-1974, etapa incial de Montoneros, cuando fueron al campamento a Tartagal, por ejemplo. Ojalá acceda a tomar contacto conmigo- fulviacon@yahoo.com.ar- Fulvia Condorí, hija de Detenido de la prov de Jujuy (Ledesma) y trasladado a la u. 9 de la Plata.
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