Graciela Daleo

Graciela Daleo


¿Cómo recordas el ingreso al predio el 19 de marzo de 2004?

En ese momento formaba parte a la Asociación de Detenidos – Desaparecidos.
Pero vale la pena hacer referencia a una instancia anterior al 2004. En el año 98, siendo presidente Menem, se había planteado trasladar (lo cual no deja de ser un término con mucho significado, sobre todo referido a lugares que funcionaron como campos de concentración) la ESMA a Rio Santiago; es decir trasladar las escuelas y hacer de ese espacio una especie de monumento a la reconciliación.

En ese entonces (mas allá de que vengo laburando desde hace mucho años en la construcción de la memoria y la justicia desde una perspectiva militante, no académica ni teórica) lo que a mi se me ocurrió frente a las distintas posturas planteadas, es que se demoliera todo…. los treinta y pico de edificios y todas sus hectáreas. Y lo que dije más en términos simbólicos (aunque alguien lo interpretar  de otra manera) demoler todo y sembrarlo de sal donde no pudiera crecer nada, como un lugar que expresara lo que fue parte de la maquinaria de extermino de la dictadura cívico militar.


Hubo otros antecedentes como por ejemplo durante la tramitación en el ámbito de la ciudad de la creación del Instituto Espacio para la Memoria en el cual la Asociación de Detenidos-Desaparecidos no participó (como parte de las diferencias existentes dentro de los organismos); y también a fines de 2003 y principios de 2004 el organismo al que pertenecía no fue convocado ni formo parte de las primeras reuniones que tuvieron algunos de los organismos de DDHH con el presiente Kirchner y en algunas otras instancias (que ahora no recuerdo)  dentro del ámbito estatal.

Es decir que a mediados o fines de febrero cuando una serie de organismos se entrevistan con Kirchner para hablar, con un título muy general, acerca de “que hacer con la ESMA” la Asociación no concurrió.  Voy a ahorrarles la discusión entre todos los organismos, algunos de los cuales se acordaron que era importante convocar a los sobrevivientes agrupados en un organismo. Entonces solicitamos una entrevista al Presidente por fuera de ese encuentro.

Esto es el marco de los meses previos al 19 de marzo.  A esa entrevista con Kirchner,  a la que también fueron integrantes del Movimiento Ecuménico de los DDHH y de la Liga Argentina por  los derechos del hombre, le llevamos un pequeño trabajo que habíamos elaborado. Era una descripción de lo que había sido la ESMA y los edificios, y  su mutación y también la del campo de deportes para adecuarlo cada vez más a las necesidades represivas del grupo de tareas.  Además, entregamos un trabajo sobre el funcionamiento de los sectores en ese centro clandestino de detención y desaparición subrayando (como lo sigo creyendo hoy )
mi postura de desacuerdo a que funcionen la infinidad de instituciones que lo hacen en ese lugar. Nosotros (Asociación de Detenidos-desaparecidos) planteamos que concebíamos a la Escuela Mecánica de la Armada con sus 17 hectáreas y 33 edificios y  el campo de deportes, como una unidad represiva del terror. Esto a pesar de que los prisioneros hubiésemos estado fundamentalmente recluidos en el Casino de oficiales. Es decir que más allá de que la actividad represiva y criminal estuviera focalizada y centralizada allí, entendemos que eso funciono como una pequeña ciudad al servicio del exterminio. Esto se expresaba en el trabajo que le llevamos al presidente.

Durante ese encuentro precisamente Kirchner volvió a plantear que quería ir a la ESMA con los sobrevivientes. Entonces, por eso y  no por una cuestión de pedantería,  siempre me ocupo de subrayar y suelo corregir que Kirchner fue con los sobrevivientes a la ESMA y no al revés. Además creo que fue un gesto de generosidad y sobre todo de reconocer quién tenia el protagonismo.  La conversación fue sumamente fraterna, más allá de ocupar distintos lugares y al plantearse la cuestión de ir a la ESMA con los sobrevivientes,  le presentamos dos requisitos que consideramos indispensables: solo sobrevivientes y sin prensa. Entendimos que la presencia de la prensa como parte de un grupo que ingresara a la ESMA  iba a transformar un hecho político histórico y también, porqué no decirlo, afectivo y personal de mucha significación en un show.

A su vez, en esos primeros meses de 2004 en que se comienza a discutir el tema de la recuperación, qué hacer con el espacio de la ESMA, (momentos de mucho conflicto) había salido, la semana anterior,  una nota de Horacio Verbistky en Página 12. Allí se hacia referencia a que en determinado momento ( sin decir cuando) organismos de DDHH habían conversado con almirantes (sin precisar qué organismo o qué almirantes) y se habría planteado cómo solucionar el problema de seguir con la exigencia de justicia desde las organizaciones de DDHH e incluso la reapertura de los juicios ( ya se había producido el 1ro de septiembre de 2003). En esta nota se indicaba que la respuesta de estos organismos había sido “Entreguen la ESMA”.  A nosotros (y acá sigo hablando como integrante en aquel momento de la Asociación de Detenidos Desparecidos) nos indignó mucho porque planteaba que se estuviera canjeando la exigencia de justicia o así pretendía esta formulación, más allá de  que no fuera la intención de quienes lo hicieran (eso no me meto a juzgarlo). Entonces  era un sentir compartido que el ingreso a la ESMA no se transformara en un show mediático.
Por otro lado, propusimos que ingresaran solo sobrevivientes porque entendíamos que el acompañamiento de padres, hijos y hermanos, que tenían legitimidad, iban a exigirnos a los  sobrevinientes, como nos ha exigido prácticamente desde que salimos en libertad, el ejercicio de una función de transmisión de lo vivido allí dentro.  Un trabajo de contención de los familiares, como nos sucede y es parte de nuestra responsabilidad y la asumimos; pero que en ese entonces lo que queríamos era asumir ese reencuentro con ese lugar de horror, de resistencia, de lucha y también de exterminio de nuestros compañeros y de parte de nosotros mismos también.
Finalmente cuando nos estábamos despidiendo… Kirchner dijo rápidamente totalmente de acuerdo: sin prensa y solo sobrevivientes. No hubo que explicarle por qué.  También recuerdo que le entregamos el trabajo y una nota que lo presidia (seguramente está en el archivo en la series de propuestas que también se presentaron) con nuestra propuesta: concebíamos la ESMA como una unidad productiva del terror y entendíamos que el destino de ese lugar  debía ser centralmente la representación del terrorismo de Estado y lo que significó como engranaje en la maquinaria de exterminio; que no se le diera otros destinos que, por más loables que fueran, iban distraer lo que entendimos debía ser su objetivo central. A su vez, ya otros organismos habían planteado otro tipo de propuestas, en las que se hablaba por ejemplo sobre la instalación de una escuela de música para sectores populares y otras que no recuerdo. Pero ya estaban planteadas las diferencias. Recuerdo que Kirchner dijo que se iba abrir esto a la discusión, se escucharían las posturas y  que “nos tocará a nosotros (entiendo lo señalaba como estado) sintetizar de alguna manera todas estas propuestas que se acercaran”.
Al finalizar le dijimos al presidente que los organismos que hasta ese momento estábamos reunidos con él,  no éramos de los que habíamos hablando con los almirantes como había salido en esta nota de Página12 de días atrás.

Otra cuestión que planteamos para la visita fue que el predio estuviera libre de presencia naval, a lo que también acordó rápidamente.


DIAS PREVIOS AL INGRESO
Los 10 días previos al ingreso fueron de bastante vértigo. Creo que nos enteramos dos días antes la fecha de la visita, esos días estuvieron mechados por los debates propios previos a los que tradicionalmente es ( por lo menos desde el año 96) la discusión sobre la organización del acto de 24 de marzo.  Esta discusión también en distintos momentos ha sido rica, intensa y participativa pero no necesariamente pacífica; a veces hubo dos o hasta tres actos de acuerdo a como estuvieran las correlaciones y el desarrollo de las contradicciones secundarias en el campo del pueblo.

Eduardo Duhalde jugó un papel importante y acompañó en todo este proceso. De hecho la tramitación de la entrevista con Kirchner por nuestra parte y los otros dos organismos fue a través de Eduardo. Una vez fijada la fecha  de la visita, avisamos a una serie de sobrevivientes que no sólo formaban parte de la Asociación sino a compañeros detenidos de ese campo de concentración con los cuales todos estos años habíamos mantenido una relación de fraternidad, de participar de la lucha, aunque no formaran parte del organismo, porque no pensamos de ninguna manera que este ingreso a la Escuela de Mecánica de la Armada tenia que ser patrimonio de un organismo. Además sabemos que la asociación no pretendió nunca representar a la totalidad de los sobrevivientes.

Lamentablemente hubo algunas cosas que se nos escaparon como por ejemplo no avisar a compañeros que vivían en el exterior ( Venezuela, España o Francia). No se nos ocurrió ponerlos al tanto de que existía esta posibilidad y algunos de ellos dijeron que si se hubieran enterado hubieran viajado. Pero la verdad es que fue tan vertiginoso que los compañeros entendieron claramente que no hubo ningún afán sectario, sino simplemente así se desarrollaron los acontecimientos. Entonces, más allá de pedir que no hubiera prensa en el lugar, obviamente la noticia tomó estado público. No sé exactamente como fue el manejo. De parte nuestra no lo hicimos porque no era nuestra idea hacer de esto un hecho mediático, pero tal vez desde presidencia o desde otros organismos (aunque la verdad no tengo idea) se hizo, lo cual implicó un bombardeo mediático como llamadas de radio. Nosotros ese día publicamos una contratapa en Página 12, que firmé personalmente pero formó parte de una elaboración colectiva (como siempre han sido los trabajos de la asociación), titulada “Aquí fuimos castigados”. Este hoy sigue siendo uno de los lemas a partir de los cuales me sostengo en las diferencias en cuanto hacer de la Escuela Mecánica de la Armada un lugar donde se desarrollan una serie de actividades, la mayoría de ellas en si mismas valiosas y  valorables, que no comparto que se hagan allí.

EL INGRESO AL PREDIO. 19 DE MARZO DE 2004

La convocatoria fue salir desde Casa de Gobierno en autobús. Allí nos concentramos los compañeros que estábamos en esta lista elaborada para el ingreso a la ESMA. Recuerdo que hubo un intercambio entre nosotros porque habíamos dicho que fuéramos solo sobrevivientes pero había compañeros, sobre todo el interior, quienes habían venido con sus hijos (alguno de los cuales siendo bebes habían sido llevados con sus padres a ese campo). Eduardo decidió ir en el autobús con nosotros ( y no en el coche oficial) y ya cuando llegamos a Av. del Libertador… la verdad es que no sé si tengo ganas de hablar de las situaciones emocionales, no suelo tener problema pero hay algunas veces en que no tengo ganas de hacerlo. S i después hace falta podemos hablarlo en otro momento.

Recuerdo que cuando llegamos a la Av. Del Libertador se dio una vacilación ¿Qué hacemos?  Había un enjambre de prensa como cuando llegan estrellas de rock, había un gran tumulto, cosa que me genera cierto rechazo (mas allá de que no estoy en contra del derecho a la comunicación e información). Entonces la cuestión era si entrábamos con el colectivo al predio y que la prensa se quede, o cómo ingresar. Nosotros nunca habíamos entrado a pie, siempre lo habíamos hecho siendo llevados por los vehículos de los represores. Decidimos bajar y no le dimos bola a la prensa. Entramos caminando a ese lugar y por el mismo lugar por el que habitualmente, salvo situaciones excepcionales, se hacia el ingreso al campo de concentración. Estuvimos un rato esperando frente al cuatro columnas y ya allí estaba el Jefe de Gobierno de entonces, Aníbal Ibarra, Gabriela Alegre;  el presidente Néstor  Kirchner y Cristina Férnandez de kirchner no habían llegado todavía.

Recuerdo la situación afuera: estaba la prensa que seguía un poco los movimientos de los que habíamos ingresado al predio y también había compañeros de militancia y sobrevivientes otros campos acompañando. Además estaban quienes nos insultaron y gritaron “Viva las Fuerzas Armadas” o autos que pasaban por Av. Libertador tocando bocinas. Algunos compañeros que estaban frente al cuatro columnas comenzaron a caminar. Recuerdo a Víctor Basterra y Carlos Lordkipanidse, aunque no estoy segura de que fueron ellos tengo el vago recuerdo de dos compañeros varones dirigiéndose hacia el casino. Y una sensación que tuve  (y compartida entre varios) parada frente al cuatro columnas ante el cual nunca había estado parada de esta manera, que era mucho más pequeño de lo que mi memoria lo guardaba.
Lo había visto desde afuera las escasa dos o tres veces desde mi retorno del exilio que había pasado por la ESMA,  porque en todos esos años evite pasar frente a  ese lugar.  
Había estado en el 98, cuando se había armado todo este batuque en torno a la decisión de Menem de transformar ese lugar en un momento a la represión, en una movilización que se hizo en esos días. Luego pase por ese lugar cuando me llevaron prensa durante el gobierno de Alfonsín, desde  los tribunales de Plaza Lavalle a los tribunales de San Martin en el 88.
Y el recuerdo que tengo de mirar el cuatro columnas es que era mucho más pequeño de lo que mi memoria lo guardaba. Incluso de esas tres veces que lo había visto por afuera.
Luego ya cuando salimos y hablamos entre nosotros hubo diferentes interpretaciones. La que yo sentí, que me explicó esa sensación de ver un edificio más chico, e incluso ya adentro más pequeño de cómo lo recordaba, tenia que ver con que nosotros estuvimos ahí cautivos, ahí  estaban los dueños de la vida y la muerte. Ahora retornábamos desde un lugar diferente, como sujetos políticos y activos en la exigencia de justicia (ya se había reabierto la causa de la ESMA) y además regresábamos con la máxima autoridad del estado nacional que era el presidente. Pero eso lo pude entender después.  La cuestión en ese 19 de marzo, la sensación era que todo era más chico, incluso no sé por qué en la cabeza me parecían que eran seis las columnas y no cuatro.
Además mientras estábamos ahí se dieron otras situaciones: se acercó gente desconocida, personas de civil  que empezaron a reclamar y se presentaban como padres de alumnos que concurrían al Liceo Almte. Brown o a la escuela Aeronáutica que seguían funcionando ahí.


Casino de oficiales
Esa presencia planteo situaciones que si bien no fueron de violencia física, sí simbólica notoria en ese momento. Recuerdo una mujer que gritaba “mi hijo me dijo que en el lugar donde le dan clases no se torturaba a nadie”, lo cual no dejaba de ser sorprendente por decirlo suavemente,  que en ese discurso estaba reconociendo que en ese lugar se había torturado. A lo mejor en  las cuatro parecitas donde, según ella, su niño estudiaba matemática, el ejercicio de la tortura no se había realizado.

No me acuerdo si antes o después llegó Néstor Kirchner y Cristina Fernández quienes saludaron muy fraternalmente y para nada posicionados en el lugar de estrellas, ni de un afán de protagonismo particular. Entonces  se armo (por decirlo de alguna manera) eso que se percibe en la foto que ha circulado ampliamente: Kirchner, Cristina, Ibarra, Gabriela Alegre y Eduardo Duhalde caminando con este  gran grupo de compañeros sobrevivientes que nos dirigimos al casino de oficiales.

Cuando llegamos al casino también se dieron situaciones muy curiosas entre nosotros. Por ejemplo, compañeros que estuvieron secuestrados en el mismo periodo que yo, o sea que fuimos liberados antes de que se hicieran las modificaciones al edificio (a principios del 79), se encontraron en una situación de confusión porque no entrabas por donde habitualmente nos entraban a nosotros cuando estuvimos secuestrados.

Yo no tuve esta confusión porque en todos estos años estuve trabajando con los testimonios y  había participado en la descripción del edificio y cómo fue modificado en el año 79. Entonces no tuve esa dificultad de ubicarme. Pero recuerdo un compañero que cuando íbamos por el playón hacia el lugar por el  era el que habitualmente nos llevaban y sacaban,  se despistó entró por el otro playón y salió a la cocina y me decía “pero esto no es…”

Había cosas que te faltaban o te sobraban, y sobre todo una de las cosas de diferencia más contundente (sobre todo para quienes habíamos estado en el periodo anterior) era estar en el hall frente al dorado porque no podías bajar al sótano. La inexistencia de la escalera y del hueco del ascensor fue una de las modificaciones más notorias  porque va mas allá de una cuestión edilicia, tiene que ver de alguna manera que para algunos compañeros esta nueva realidad  (porque no la conocían) te descentraba de lo que estaba fuertemente grabado en tu memoria.

Más allá de eso, cada uno luego se fue reubicando y reencontrándose con el lugar.

Incluso entramos a lugares que varios de nosotros no habíamos conocido, había compañeros que nunca habían entrado a “Los jorges”. El recorrido continuo yendo al tercer piso y a capuchita; lo recuerdo todo como una mezcla de silencio, de mucho ruido y de desconcierto.. esto está así…o esto está igual.
Recuerdo que había una heladera en uno de los pasillos del tercer piso y uno de los compañeros preguntaba si seria la que llevaron ese piso ya en el ultimo tiempo del 78; o si las camas que estaban ahí apiladas eran en las que dormian los prisioneros destinados a lo que llamaban “los camarotes”, o si eran las camas que habían puesto en determinado momento en capucha.
Esa situación de …no sé como expresarlo, como si en alguno de nosotros estaba cierta expectativa o fantasía de que lo encontrábamos ahí era lo q estaba 25 o 27 años atrás.

El recorrido fue eso, cada uno encontrándose con el lugar donde habíamos sido castigados nosotros y miles de compañeros. En esto quienes no habían sido sobrevivientes y nos acompañaron, tuvieron una actitud de profundísimo respeto. Fueron acompañando y también nos planteaban preguntas, recuerdo cuando estábamos frente al baño remodelado, explicarle a Cristina, quien estaba parada frente al baño,  que habían tapiado las ventanas, que no eran las bachas existentes.
Fue un momento de dos situaciones combinadas, cada uno hacia el lugar,  del lugar sobre cada uno, de explicarle un poco a los que no conocían del tema de qué se trataba eso. También significados particulares entre  nosotros porque no es la misma relación la que mantiene cada sobreviviente con otro compañero: los apretones de mano, los abrazos o las lagrimas, los  silencios y las palabras tuvieron una  multiplicidad muy grande.
Después de un largo tiempo en  este recorrido, subimos a capuchita también. Había compañeros que nunca había estado, yo subí una sola vez el 24 de septiembre de 1977, después nunca más había subido a capuchita.  Seguían las preguntas …

Además, en algún momento entraron marinos. Es decir que el lugar no estaba libre de presencia naval. 

Fuimos al pabellón de sanidad y las puertas estaban cerradas, recuerdo a Parrilli diciendo “esto lo abro” y nosotros entrando. Fue como cuando del hormiguero salen las hormigas.  Luego recuerdo tratar de identificar a donde nos habían llevado. Victor Basterra fue el compañero  que nos llevó al pabellón COI y explicaba de que se trataba.

También estaba Eduardo (Duhalde) un gran y querido amigo a quien conocí ya en España en la etapa del exilio y con quien además de trabajar en la editorial Conntrapunto, fue mi abogado junto con González Garlan durante todos los años en que fui procesada y encarcelada durante el  gobierno constitucional de Alfonsín y perseguida durante del gobierno de Menem.

Volviendo a la visita, luego expliqué la historia de Ana María Ponce. Se hizo de noche y por más que estábamos con el presidente, la situación de ya hacerse de noche y caminar por los senderos era un tanto inquietante, porque también buscábamos donde era la imprenta.

Finalmente volvimos al “micro escolar” que nos estaba esperando y nos despedimos. Recuerdo que fui con compañeros de la asociación y otros compañeros sobrevivientes de la ESMA a Tuñin (en Castro Barros y Rivadavia), a comer pizza y tomar cerveza. Luego vino también Eduardo  (Duhalde) que estuvo charlando con nosotros. Fueron días muy intensos y creo que no llegábamos a recuperarnos de su significado.

Después del 19 de marzo
El sábado, en Av. San juan se hizo la plantada de arboles y la puesta de placas por los desaparecidos de  la zona. Luego llegó el 24 de marzo, la situación también fue de mucho vértigo, muchísimos debates y el planteo del desacuerdo.

En ese momento se iba a firmar el acuerdo entre el Gobiernos de la Ciudad y el Gobierno de la Nación sobre el régimen del predio y el desalojo de presencia naval.  En esta situación se daba la discusión del acto de 24 de marzo y además, los organismos de DDHH en general queríamos evitar que aprovechara políticamente el acto (muchos de los gobernadores que querían estar ahí fueron funcionales al mantenimiento de la impunidad y además habían desechado y criticado las exigencias de las organizaciones de DDHH de juicio y castigo). Una polémica política intensa en esos días.



Por otro lado, en principio se había llegado a un acuerdo: dentro del predio estarían las autoridades a suscribir el convenio pero el resto de nosotros como organizaciones populares debíamos estar en la calle con el resto de las personas.
Eso fue bastante discutido y debatido y en mi caso (como disciplinada setentista)como el acuerdo era no entrar, no entré. Aunque  la mayoría ingreso después de la firma.
Luego estuvimos en el acto que se hizo sobre  Comodoro Rivadavia. Recuerdo que me pareció extraordinario el discurso de HIJOS, el que leyó María Isabel Prigioni Greco que nació en la ESMA, luego el discurso de Juan Cabandié,  luego habló Aníbal Ibarra  y Néstor Kirchner.
Después ya vino la desconcentración y había que prepararse para la marcha de la tarde.


Una vez en el exilio ¿de qué modo inicia la campaña de denuncia y exigencia de justicia?
Primero estuve en una especie de libertad vigilada en Bolivia que para mi fue una extensión del cautiverio con otras características.  Luego fui a Venezuela y de allí a España.
A veces hablo en plural porque siento que no fue un camino individual, esta cuestión de la lucha por el juicio y castigo no se inicia en el territorio donde comienza el proceso de libertad (en mi caso en Venezuela); sino que que se da de alguna manera aún pensando “me van a matar, voy a sobrevivir” Situación que convivió con uno ahí adentro.
En función de eso, a veces, aún sin proponértelo ibas acumulando datos y detalles. Siempre me critico de no haber acumulado todavía más. Un sueño aún vago y bastante increíble, algo íbamos a poder hacer contra estos hijos de puta. Acumular información en la memoria y en el cuerpo tenia que ver con algún día poder denunciar todo lo vivido y muerto ahí, por cada uno de nosotros y por nuestros compañeros que no volvieron.
En Venezuela este trabajo no fue institucional, yo tuve un privilegio que no tuvieron muchos compañeros. Pude salir del país y compartir, por ejemplo, todos los meses en Venezuela la vida cotidiana con seis sobrevivientes de la ESMA . Compartíamos el volver a insertarte en la vida, la supervivencia diaria, el laburar,  podíamos hablar sobre lo que habíamos pasado en la ESMA. Esto nos permitió re hacer muchas cosas, fue un experiencia muy necesaria y reparadora, sobre todo cuando me encuentro con compañeros que no convivieron con pares (por quedarse en el país o en el exilio en otros lugares)  y  no podían hablar de esto. Me re encontré con una compañera(había estado exiliado en un país sin personas q había atravesado esta experiencias)  , por ejemplo  que necesitaba leer testimonio de terceros de compañero para poder contarle a sus hijos lo que había pasado. Me pidió el testimonio que yo presenté junto a Andrés Castillo a Naciones Unidas en 1982 para poder recordar lo que había atravesado. Entonces convivir con compañeros con quienes pudiera hablar del presente, del futuro y de lo vivido, me permitió ir elaborando esta experiencia de una manera bastante continuada.
El trabajo más específico comenzó en España. Allí llego junto a Andrés Castillo cuando se estaba presentado la denuncia con el testimonio de las compañeras Milia (Alicia); Martí (Ana Marìa)  y Osatinsky (Sara Solarz)
a la Asamblea Nacional de Francia el 12 de octubre de 79 . En ese momento se discutió si participar o no de esa conferencia de prensa, a la que finalmente no asistí aunque sí participamos colectivamente entre varios compañeros. Esto de alguna manera fue el inicio y la salida a la superficie de este trabajo: el compromiso de asumirme como testigo y denunciante de estos crímenes, compromiso que uno tiene con los compañeros que no salieron y también con el proyecto revolucionario del que participé, uno de los proyectos revolucionarios que la dictadura intento destruir.  Por mi parte, recién presenté mi testimonio escrito ante Naciones Unidas en febrero de 1982 cuando viajé a Ginebra. Lo elaboré en el marco de la CADU lo cual implicó varias reuniones con Eduardo Duhalde y Tito Paoletti para poder plasmar en un texto escrito mi denuncia que no es diferente de la presentada en el testimonio de  Paris, solo con particularidades relacionadas al momento de mi secuestro y cautiverio. Otras diferencias tienen que ver con algunas cuestiones que se plantearon a partir de la experiencia de la presentación en la Asamblea de Francia, especialmente sobre cómo abordar el destino de los compañeros desaparecidos, un tema sumamente ríspido y complicado.

Cuando estábamos preparando el testimonio conjunto de Paris (en la Asamblea Nacional Francesa) estábamos convencidos que los compañeros que habían sido llevados en los traslados masivos, y que no habían tomado contacto con los familiares hasta ese momento, habían sido asesinados.  Se planteó una discusión entre nosotros porque la verdad es que no habíamos visto los cuerpos.
Entonces finalmente la decisión fue plantear que los desparecidos habían sido asesinados. Esto provocó, de parte de las organizaciones de DHH, una reacción muy virulenta en la que prácticamente se acusó a esos testimonios y testimoniantes casi de que estábamos matando a los desparecidos. Creo que lo que ninguno (ni nosotros ni las organizaciones) comprendió entonces fue la potencialidad de lo que implicaba la desaparición. Para nosotros tenia más peso la verdad de nuestra convicción por la experiencia que tuvimos que pensar que los que tienen que decir qué hicieron con los desparecidos eran los represores. Nosotros teníamos que dar cuenta de lo que sabíamos hasta ese punto. Entonces cuando escribo mi testimonio del 82 y hablamos del destino de los detenidos desaparecidos decimos cuáles son las versiones pero  los que tienen que dar cuenta del destino de nuestros compañeros son quienes los desaparecieron.


El lugar del sobreviviente
Fue parte de un aprendizaje mutuo. Cuando desaparecimos fue “por algo será”,
cuando aparecimos, en un amplio espectro de organizaciones de DDHH  y  de algunas organizaciones políticas  si aparecíamos “por algo era”. Es comprensible no estoy abriendo juicio, solo estoy planteando una realidad. 
Mas allá de de que pudiéramos reformularlo de manera más clara años después, como la consigna era “aparición con vida”, que aparecieras vivo en realidad era signo de que tu vida era el precio de la traición y la muerte era la garantía de haber sido consecuente con un proyecto popular.
La vida era la traición. Esto creo ha sido una de las tramas mas difíciles de desarmar en la subjetividad  colectiva.
A pesar de que avanzamos, a veces, suele aflorar en ciertos debates. Creo que nos llevó un esfuerzo de elaboración largo y doloroso, sobre todo contestarnos a nosotros por qué estamos vivos.
Porque en realidad el primero que te pregunta por qué estas vivo, no es el juez, ni un familiar sino que la pregunta te la hacias vos, minuto a minuto en el campo de concentración. Que estaré haciendo de malo yo para que a mi no me maten y al compañero que estaba en la cucha de al lado sí.
Creo que esto tiene que ver con esta atribución y ese real poder de la dictadura. Creo que sucedía en todos los campos de concentración aunque me remito al que yo estuve donde te decían “acá nosotros somos los dueños de la vida y de la muerte, acá nadie vive porque quiere, ni se muere cuando quiere”.
Entendí y me llevó tiempo hacerlo racionalmente (aunque lo tenia bien internalizado en la subjetividad en el campo de concentración y afuera) que hace falta mucho poder para decidir la muerta de miles pero también hace falta mucho poder para decidir que algunos vivan
Creo que querían tener un poder capaz de intentar decidir  que viviremos pero también en cómo íbamos a vivir.
Esta historia de que se le atribuya al poderoso la capacidad de decidir sobre la totalidad de la vida de un pueblo y en particular de los cautivos y cómo deben vivir. Como si la vida no fuera un derecho de los sujetos individuales y colectivos sino  algo que te concede el que tiene el pode. Considero que es algo que estuvo presente en la subjetividad colectiva como una de las consecuencias de la dictadura y en ese trato a los sobrevivientes como seres sospechosos, los que vienen a traer un mensaje que no quiere ser escuchado , que algo habrá hecho para retornar del lugar del que nadie retorna.

Así que parte de este transito no ha sido sólo contra la impunidad de los genocidas y construir la memoria y la verdad sino también intentar aportar a esta posibilidad de preguntarse todos y cada uno, cuál fue y cuál sigue siendo su mirada en relación a un proceso que involucró a todo el pueblo, del cual muchos dijeron que no sabían que estaba pasando o se enteró cuando les toco en la familiar o un ser querido.
Y También esta cuestión de si el derecho a la  vida es un derecho de los sujetos o si es algo que te lo concede el que tiene el poder ; y también elaborar esta cuestión de ir construyendo una respuesta a esa pregunta de por que estamos vivos, que en
general en el primer tiempo era un derecho que le concedíamos a los interlocutores  y en general el que te lo que te la hacia lo hacia desde el prejuicio de hiciste algo malo para estar vivo,: luego creo que el camino fue uno entender el por que estamos vivos.

Y para esto me ayudó mucho compartir con compañeros que atravesaron la misma experiencia en los campos de concentración y también leer experiencias de sobrevivientes de otros genocidios.


Hoy cómo se suma su experiencia al trabajo en la cátedra Libre de DDHH, de la Facultad de Filosofía

En todos estos año he participado ya desde la Asociación no solo en la lucha por la impunidad sino también en la construcción de un pensamiento sobre lo que fue el proyecto genocida, la transmisión de esa experiencia y entender por qué y como sobrevivimos.

Formo parte de la cátedra desde el año 96 e integro un grupo de compañeros abogados y no abogados que trabajamos en la parte jurídica elaborando materiales, buscando información para llevar adelante el transito al  juzgamiento y castigo, hasta conectar otros sobrevivientes, además de la discusión policita que cada proceso judicial exige y precisa.

En la cátedra Libre DDHH buscamos despejar esa especie de focalización o ideario que hay  en torno a que los DDHH solo involucra a lo sucedido en la dictadura, sino  que trabajamos desde una concepción de que los DDHH deben ser respetados y garantizados y estar vigentes en su integridad.

Luego en todos los años la cátedra viene trabajando en la construcción de conocimiento, en la elaboración de estrategias y en la  apertura del espacio universitario  a problemáticas populares  y que la universidad salga de sus protegidos muros académicos y se involucre en una práctica social.

Celebro que sea una cátedra libre porque nos da la libertad de desarrollar una practica docente, social y policía sin ciertos corseé de la academia y que nos empuje a intentar tender puentes entre el mundo de la universidad y el exterior.

Hemos propuesto y desarrollamos específicamente programas sobre lo que fue el genocidio.  Por ejemplo me ocupo de los puntos sobre el genocidio en Argentina donde busco decir algo que no sea repetir lo que está en los textos, sino transmitir y motorizar a los estudiantes a hacerse preguntas que vayan más allá de lo que es el aprendizaje escolar.

La idea es construir un conocimiento, un  saber, una experiencia colectiva que haga que la historia de nuestro pueblo tenga q ver con el presente; que no sea algo totalmente remoto.

Entre todas las actividades que hacemos como foros, o charlas,  algo que me pone contenta de nuestra presencia en la facultad es cuando nuestros estudiantes de seminario introductorio para aprobarlo tienen que ir a  por lo menos una de las audiencias sobre los juicios a los genocidas y elaborar un informe.

Más allá de que algunos solo hacen una crónica, hay una mirada sobre los juicios, o el lugar , o  la mirada sobre lo que es el poder judicial por ejemplo que estaría bien que lo incorporara su señoria. Por ejemplo hay interpretaciones sobre porque, o al menos aquí en capital, las salas de audiencias están en el sótano (como ocultándose)
Hay también trabajos literarios,  o docentes que hacen propuestas pedagógicas para transmitir a sus alumnos de la primaria conocimientos sobre lo fue la dictadura.

Otro trabajando en esta temática es el proyecto que desarrollamos desde 2006, llamado “Universidad y Dictadura”.  Esto es una reconstrucción colectiva de lo que
fue el terrorismo de estado tomando como eje la Facultad de Filosofía y Letras
Este proyecto comenzó desde mucho antes, primero fue un UBANEX ahora es un UBACyT y también un programa de la Facultad. Primero entonces lo que se hizo fue rescatar a partir de legajos de estudiantes, no docentes y docentes desparecidos de la facultad.

Lo que hace el trabajo es un recorrido por la trayectoria de la facultad del 66 al 83 en el cual planteamos que nuestros compañeros no fueron desaparecidos por ser alumnos de esta facultad pero algo tuvo que su transito por aquí para que asumieran un compromiso militante, gremial, estudiantil, revolucionario, político armado o no armado. Ellos dejaron aquí su marca. Y también poner en la superficie debates teóricos y políticos , las vidas militantes, los debates en las aulas y en los pasillos. 

1 comentario:

  1. Buenas tardes necesitaría si fuera posible contactarla por mail Graciela. Intento desarrollar la tesis de Historia y realizarle algunas preguntas de la etapa 1965-1974, etapa incial de Montoneros, cuando fueron al campamento a Tartagal, por ejemplo. Ojalá acceda a tomar contacto conmigo- fulviacon@yahoo.com.ar- Fulvia Condorí, hija de Detenido de la prov de Jujuy (Ledesma) y trasladado a la u. 9 de la Plata.

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