Tristán Bauer



P: ¿Cómo se gestó la idea de que Encuentro este en el predio de la ex ESMA?
R: Bueno, primero hay una prehistoria, que tiene que ver con el momento de nacimiento de Encuentro. Yo en ese momento trabajaba en la Universidad de San Martin y Filmus me convoca para ponernos a trabajar en un proyecto de un canal de televisión. Un día, junto con Filmus, terminamos en el despacho del presidente, Néstor Kirchner, a quien yo conocía bastante porque él colaboró mucho con mi última película de ficción “Iluminados por el fuego”. Estábamos ahí hablando, había bastante gente, contamos el proyecto, las ideas que teníamos, cómo encarar el canal. Él estaba contento con todo lo que le presentábamos. En un momento, no sé cómo, terminamos los dos hablando separados del grupo, más en intimidad y me dice: “Mirá Tristán, para mí esto que están haciendo con Filmus es muy, muy importante. Nosotros venimos de la cultura de la muerte que implementó de manera atroz la dictadura. Después atravesamos de la mano del neoliberalismo algo que yo defino como la cultura del dinero, del individualismo, y ahora nos toca a nosotros avanzar en una nueva cultura que es la cultura de la vida. Y yo creo que este proyecto que ustedes proponen se enmarca absolutamente en esto. Entonces toda la fuerza y mi acompañamiento para que lo desarrollen, para que se haga y para que este canal tenga ese sesgo, esa marca”. Nos dimos un abrazo muy cariñoso, como siempre, y nos pusimos a trabajar. 
La verdad que cuando hicimos Encuentro lo hicimos primero sin sede.  Primero en una oficina que estaba a tres oficinas del despacho del Ministro Filmus, después fimos a un edificio que tenía Educación Técnica en la calle Saavedra, después alquilamos una productora donde estuvimos unos pocos meses, después en un edificio en Pacheco de Melo, que era bastante incómodo para trabajar pero había mucha pasión para avanzar con el proyecto. Y ahí en Pacheco empezamos a pensar en un lugar definitivo. Si bien era un equipo muy pequeño, éramos 33 personas que trabajábamos y pusimos al aire el canal, que sabíamos que teníamos que ampliar a la señal Paka Paka, trabajar mancomunadamente con toda la parte de Internet del Ministerio… Y vimos un estudio que estaba en la calle Jujuy a la venta. Lo analizamos, estuvimos cerca de comprarlo, pero finalmente se frustró la operación. Para mí era una de las grandes preocupaciones: habíamos logrado diseñar el canal, ponerlo en el aire, había tenido un gran impacto, pero seguíamos sin un lugar concreto.
Iba de la calle Pacheco de Melo, caminando por Callao, rumbo al Ministerio, y me cruzo con una amiga, Violeta que venía del Ministerio: “¿Que tal como andas?”, “Bien, de dónde venís?”, “De la ESMA”, “¿Qué venís de hacer?”, “Estamos viendo, un proyecto…” 
Y ahí no sé porque, por el azar, le pregunte: “¿No hay en la ESMA algún edificio que no esté utilizado?”, “¿Por qué me preguntas?”, “Bueno, nosotros tenemos este canal que estamos haciendo, pero no tenemos lugar, y me parece que sería interesante…”. A mí me resonaban las palabras de Néstor.
A partir de ese encuentro casual nos pusimos a trabajar. Creo que los Derechos Humanos estuvieron presentes desde el nacimiento de Encuentro y es una marca de ese proyecto. Los primeros diálogos, la necesidad de que todos los organismos aprueben el proyecto, mis visitas personales a cada uno de los representantes de los distintos Organismos de Derechos Humanos, planteándoles la necesidad que teníamos… y la verdad que encontrar una valoración muy grande a Canal Encuentro, al proyecto y una apuesta a que el canal esté funcionando ahí de parte de todos los organismos. A nosotros nos parecía muy interesante que un lugar, que había estado al servicio de la cultura de la muerte, algo que había sido un emblema de la dictadura, cambiarle el significado y transformarlo en un lugar para la vida, para los Derechos Humanos, para la educación. Entonces fue en el año 2008 cuando, en un acto que recuerdo muy simbólico, nos dieron definitivamente la llave del lugar y nos pusimos a trabajar en toda la puesta en valor del edificio y en una propuesta que simbólicamente signifique esto: este fue en un momento un lugar de educación del Estado, donde se formaba y se instruía a jóvenes para que trabajaran en su profesión, después se desvirtuó y se los transformó en un lugar de secuestro, de desaparición y de muerte. Para mí en lo personal tiene una carga muy, muy fuerte, como militante de la UES, una compañera, tal vez la más cercana, la más querida, terminó allí en la ESMA.  Entonces esa carga personal estaba muy presente, está muy presente. Y bueno, trabajar con toda la fuerza para llegar a lo que es hoy, un lugar en el cual funciona Encuentro, funciona también un canal para nuestros niños como es Paka Paka, un canal que muestra el deporte argentino desde nuestra perspectiva como DeporTeve… Un espacio que queremos construir entre todos, valorando aquello de “un espacio para la memoria”, pero también que proyecte a futuro una cultura de la vida y que desde ahí se irradie hacia todo el país todas estas imágenes y sonidos que hablan del pasado, pero que también hablan del futuro.
P: Recién comentaba el episodio de la entrega de la llave, ¿Cómo fue concretamente la instalación del canal en el predio?
R: Me acuerdo que primero con todo el equipo hicimos una recorrida por el edificio que nos habían asignado. Hablamos mucho, también hicimos una recorrida de los otros edificios, donde se había torturado, se había mantenido a los compañeros desaparecidos. Fue muy conmovedor. Quisimos hacerlo para tener conciencia del lugar que íbamos a ocupar, que no estábamos en cualquier lugar. Para mí eso es muy importante, hasta el día de hoy: no es cualquier lugar. Y los que trabajamos en el Estado y en estos proyectos tenemos una responsabilidad muy grande. Estar en ese espacio nos da una responsabilidad mayor aún.  Fue todo un desafío. Recuerdo cuando caminábamos con la llave por el Espacio, que estaba abierto hacía poco tiempo, en donde las Madres ya habían hecho su edificio pero estaba todo aún en proceso de trasformación, cada paso nos pesaba. Y nos preguntábamos; “¿Seremos capaces de dignificar este espacio como corresponde?”.  Fue muy lindo cuando inauguramos la sede, se cumplían 60 años del nacimiento de la televisión argentina, vino nuestra Presidenta y allí, en estas paredes que quisimos ponerle color, respetando la estructura pero marcándolo de otra manera, ella bendijo nuestro espacio. Allí recuperamos otra figura que nos parece muy importante a los que hacemos televisión; la de Eva Perón. La televisión nació de la mano de Eva Perón, con un discurso de ella. Entonces, en ese espacio, a 60 años del nacimiento de la televisión argentina quisimos recuperar aquel discurso de Evita, cuando dice; “Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes retomarán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. Con ese discurso nace la televisión argentina y en ese acto que hicimos tratamos de reproducirlo y de alguna manera, a partir de ahí, comenzó a funcionar el canal de manera más fluida y armónica.
P: ¿Cómo ve el vínculo entre los medios públicos y la memoria?
R: Para mí el vínculo de los medios, no solo los medios públicos, y la memoria es un vínculo directo, absolutamente imbricado. Los medios tienen hoy en la sociedad un peso realmente sorprendente. Y los medios públicos en ese escenario tienen una función determinante. Cuando uno mira el mundo hoy, cuando mira América Latina, cuando mira las particularidades de Argentina, encuentra ese peso social que tienen los medios. Desde la sanción de nuestra Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y desde la resignificación de los medios públicos argentinos, vemos cómo la relación con nuestra historia, con nuestra memoria, es una relación constante y permanente. Si vos ves lo que hemos hecho en todos estos años en cuanto a trabajar en esa memoria, no con la idea de quedarnos fijados en el pasado, decir solamente “Que atrocidad ocurrió”, sino que esta memoria nos lleve a una proyección a futuro. En esta línea trabajamos mucho. No solamente de nuestra historia reciente, de recordar la tragedia del ´76, la dictadura cívico militar, sino ir más atrás y recuperar figuras como San Martín, Belgrano, hacer películas con ellas y trabajarlas, no solamente desde las pantallas de los medios públicos, sino también en todo ámbito educativo. Sumergirnos en los horrores del ´76 pero no quedarnos en el horror, sino ver cómo se puede avanzar en una sociedad más justa, cómo colaboramos con los juicios que se están haciendo en cuanto a su divulgación, la reflexión que se puede hacer al respecto, frente al 24 de Marzo, el golpe del ´73 en Chile: cómo frente a estas efemérides hacemos nuevas propuestas que permitan la reflexión. Traer a la memoria aquel pasado, las imágenes, los sonidos que quedan registrados, ayudan mucho a la reflexión.  Cuando uno puede ver un discurso de Salvador Allende o ver las acciones horripilantes de los Pinochet y de los genocidas, podes analizarlos, rememorarlos. El cine permite mucho traer a la memoria determinados acontecimientos. Trabajamos mucho también con algo que no se trabajaba en los medios públicos que es la recuperación de todos los archivos: de la radio nacional, de la televisión pública, de la biblioteca nacional, que junto con Encuentro los digitalizamos. 
El vínculo de los medios públicos con la memoria es muy fuerte, y nosotros nos encargamos de preservar toda esa memoria, de difundirla y de reflexionar. Desde los medios es muchísimo lo que podemos hacer y aunque siempre nos falta, creo que hemos avanzado bastante. 
P: ¿Cómo se construye la memoria desde un canal como Paka Paka?
R: Para nosotros Paka Paka es una de las experiencias más importantes. Cuando vos analizas la grilla del cable, concretamente la de Cablevisión hoy, ves que hay siete señales diseñadas para nuestros niños. Ellos se han formado en todos estos años en un país en donde el 75, 80 por ciento de la llegada de la televisión es por cable. Todas esas señales están diseñadas, construidas, en los Estados Unidos de Norteamérica, y desde ahí irradian hacia todo el continente sudamericano. Nosotros no teníamos ninguna propuesta desde Latinoamérica o desde Argentina para presentar otro punto de vista. Cuando vos analizas esas señales te das cuenta que son señales que quieren transformar a nuestros niños en consumidores. Y se forman con valores culturales que de alguna manera no les pertenece, sino que se los genera desde esas usinas de producción. Con ese español neutro, que aunque dicen que lo hacen así para que pertenezca a todas partes, en realidad no pertenece a ninguna. Y generando espacios para la publicidad y desde ahí ir transformando a nuestros niños en consumidores, desde lo opuesto a la diversidad cultural: es un discurso cultural monolítico y único. No había, hasta hace poco, ninguna alternativa a esto. Ahí en la necesidad de abordar la niñez desde una perspectiva propia, dándole visibilidad a nuestros niños, valorando la diversidad cultural, valorando nuestra particular manera de hablar y cuando digo nuestra no solamente la de los niños que viven acá en la Ciudad de Buenos Aires, sino también la de los niños que se forman en Jujuy o en la Patagonia o en la Cordillera. Entonces nos pusimos a trabajar en esta propuesta y surgió un canal que, también en alianza con canales de América Latina, se está fortaleciendo cada vez más. En donde hay una valoración de la niñez, una necesidad de darles visibilidad a nuestros niños, donde aparezca la diversidad cultural que tiene un país tan grande.  
Así surgió la experiencia Paka Paka, desde el corazón de un Ministerio de Educación, como una señal educativa, pero esto no significa que sea aburrida y cerrada en lo didáctico, sino todo lo contrario.
Paka Paka fue recibida favorablemente por toda la sociedad en su conjunto, por la comunidad educativa, con figuras como Zamba, para narrar nuestra historia. Y curiosamente es hiper resistida por el grupo Clarín que se niega a incluirlo en la grilla de Cablevisión, es decir, todos los niños que tienen ese cable hoy siguen consumiendo estos siete canales de los Estados Unidos. El grupo no le da espacio a una señal concebida para nuestra niñez desde el Ministerio de Educación de la Nación. 
Los contenidos de Derechos Humanos, de memoria, están muy presentes en toda la programación de la señal infantil.
P: Desde el espacio que el canal ocupa en el predio, ¿Se trabaja de alguna manera con las visitas del público?
R: El edificio de Encuentro es permanentemente visitado por alumnos. El contacto fundamental, mediante el Ministerio de Educación, es con las escuelas, más allá de las visitas internacionales que recibimos. Las escuelas vienen a conocer la experiencia, a conocer un canal de televisión, a descubrir eso que ven en su pantalla desde su casa: Encuentro, Paka Paka... En ese sentido es una casa abierta y fundamentalmente a las escuelas, tanto a la primaria como a la secundaria.
P: ¿Y se trabaja de alguna manera en particular dado que está emplazado en el Espacio para la Memoria?
R: Que esté emplazado en el Espacio para la Memoria es una marca en todo sentido. No es simplemente un lugar físico que vos ocupas. El estar ahí es una marca para nosotros: el logotipo de Encuentro es un signo igual dibujado con tiza en un pizarrón, lo cual significa equidad, educación, y el hecho que nosotros estemos funcionando en ese espacio también significa. Es una marca que nos llena de responsabilidad y nos delimita claramente un camino, que tiene que ver con los Derechos Humanos, con la memoria y tiene que ver con la proyección de una construcción a futuro desde esa memoria que tenemos nosotros. Como decía Atahualpa: “En nosotros nuestros muertos para que nadie quede atrás”. Esto está ahí muy presente.  Como te decía antes, no es una voluntad de fijarnos en el pasado, sino de proyectar a futuro, pero teniendo muy claro ese pasado. Ese lugar, lo que significa como símbolo estar allí nos marca en todas las cosas que nosotros estamos haciendo.
P: Por último, queríamos preguntarle en lo personal, ¿Qué sentido tiene la recuperación del predio donde funcionó la ESMA?
R: En lo personal, en lo íntimo, en lo que más siento, para mí es una bisagra en nuestra historia. Yo tengo 54 años y conocí de cerca la dictadura; era militante secundario, éramos muy jóvenes teníamos quince, dieciséis años. Nos opusimos a la dictadura y conocimos perfectamente todas sus atrocidades; como te decía antes, hay compañeros nuestros muertos, desaparecidos. Una compañera que paso sus últimos días ahí en la ESMA. Para mí esto en lo personal es fuertísimo. Y de repente ver que llega un presidente de la democracia, en el año 2004, que da ese discurso ahí en la ESMA, que es capaz de bajar los cuadros como los bajó Néstor Kirchner y que abre ese espacio para –como me lo dijo él personalmente- transformar la cultura de la muerte en la cultura de la vida. Es algo muy fuerte y por el lugar en el cual estoy a mí me llena de responsabilidad. 
Para mí recorrer ese espacio no es nada fácil en cuanto a lo emocional, es durísimo, pero el esfuerzo es para que sepamos transformar esto: aquello que fue muerte, hagámoslo vida, con el respeto a todos los compañeros cambiémosle el signo. Esa es la tarea de todos los días. Pero te aseguro que hasta el día de hoy aunque ya es un lugar cotidiano, al que voy casi todos los días, sigue siendo muy fuerte. Estar allí sigue siendo muy fuerte.

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